Hasta que terminó por pasar. Bajé a tierra y mis sospechas fueron falsas. No lo lamenté, simplemente pasó: dejé de volar. Es todo tan gris y tan B&W a la vez, como un contraste perfecto.
Se podría decir que probé el cielo y el infierno pero no diferencio cual es cual. Acá abajo ya no se siente tanto el frío, sigo siendo un perro pero ahora con techo y comida; los chanchos me miran de cerca y yo ni siquiera me molesto en ladrarles.
Será cuestión de aprender a volar como las gallinas.
"Aveces pienso que es mejor dejar el cielo en su lugar."
hoy estuve tarareando esa canción, qué casualidad.
ResponderEliminarvamos con el blog, facebook ya fue